análisis de una obra impresionista

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Baile del Moulin de la Galette
1876
Óleo sobre lienzo
131 x 175 cm
Musée d’Orsay, Paris (Francia)


Con esta grandiosa pintura, Renoir crea una imagen mítica de Montmartre, donde representa uno de sus elementos favoritos: la luminosidad de una tarde soleada, los movimientos ondulados de una muchedumbre entregada al baile, las emociones en los rostros (excitación, seducción, espera, curiosidad, cansancio) y sobre todo la intensa alegría de vivir que emana de una fiesta popular.
Integra una perspectiva casi clásica, donde la composición se reduce hacia el fondo con el movimiento de la danza y Renoir introduce muchas diagonales para intensificar ese efecto. La obra representa contraste en las situaciones representadas, ya que en un primer plano se observa el reposo y en un segundo plano se encuentra el movimiento representado por el baile, donde está inundado de luz que se opone a la masa oscura de personas sentadas que se encuentran a la sombra intercambiando miradas.
Característico del Impresionismo, la pincelada es fluida y marcada, los contornos apenas están diferenciados, las zonas de sol alternan con los azules oscuros y la paleta se ilumina con los vestidos claros de las mujeres. La perspectiva del espectador es más elevada y panorámica que los retratados, desde donde se observa como las cabezas, con pinceladas de toques rápidos, se confunden con la muchedumbre y pierden detalle.

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